miércoles, 25 de noviembre de 2009

La cocina llena de humo


Hace cuatro años que no me viene, y me pregunto: ¿estaré embarazado de un gigante?
Alucinar con los síntomas de la tierra,
sentir que abre puertas para que el viento circule y dé paso al recuerdo erosionado.
El polvo de ladrillo que se pega a la ropa y lo minúsculo que me siento;
quizás por la altura, quizás por lo ajeno, pero es latente la sensación de estar planeando.
Yo sé muy bien que esto no me tendría que estar pasando a mí, por puro razonamiento lógico de la naturaleza,
y porque mi cuerpo no está preparado para albergar algo de tales dimensiones.
Igual, las fechas cierran, y los antojos no tardan en hacerse notar.
Genero emputecimiento y me vuelvo impotente al no encontrar un lugar en Buenos Aires
que haga un caldero con tóxicas empanadas fritas en grasa.
Y me hace odiar mi ciudad que me trata de convencer de que lo que me venden tiene sabor
¿¡no te das cuenta que lo que tengo es un antojo!?
Por lo que a él concierne, sé muy bien que me tomará por las quijadas y me sacudirá la cara,
aceptándome con su mirada imponente, sabiendo que no soy un farsante ni un bandido.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

venï mi amor


Te encuentro entusiasta, Me vuelvo a encontrar atónito.
Falta que se corte la luz, de un instante a otro vuelva, y estés parada justo aquí.
Me vendría tan bien una ducha, una escena siniestra, o una de esas situaciones pausadas y paranormales que me señalas casi subrayadas, como por lo menos para continuar. Despojándome de todo lo hermoso y naturalmente inspirador que sos, concluyo:
¡Basta de subjetividad en ingles! Me estoy derritiendo por lo que producís y pierdo si busco palabras para explicártelo.
¿Cómo hablamos lo que no se habla? Vos sabes, yo lo sé, y ahí coincide el tacto.No importa cuantas caras refleje, ni temas de conversación queden por hablar. Todo mañana será nuevo e inconcluso, volveremos a reincidir, con incógnitas y balbuceos. Y así una vez más trataré de ponerte contra la misma pared.