Me siento
listo para contarles quien soy.
Un manojo,
el racimo, las palabras que dieron pétalos a mi cuerpo.
Me nutro del suelo, como el cacao, de esta tierra y su belleza de realidad energética, del sabor
hermano, y el clima familiar.
Entre la
oscuridad de un mundo y la humedad de la naturaleza, sangre de rana orgánica en
las venas, y otro mundo: donde la ayuda quema con la miel de las ideas.
Brotó satisfecha,
resiste cuidadosa el movimiento que habita, lejana a las texturas de los vientos
en los recovecos de las piedras, con su personalidad, y mi situación legal, polinizando
algo realmente grande para que contenga mi ornamenta, mi mente fresca, y mi
cuerpo azucarado, como la luz del sol; refractarte sobre la madera, donde brillan
las vetas en dorados calidos.
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