Al momento
imparcial, vi la nube creciendo en el cielo despejado, partiendo el horizonte corrugado
de los edificios más las luces; como reflejo en el agua modificando colores, el
contorno atmosférico que dio inicio al cambio. Dispersándose al aire, su forma
algodonada no fue más que desentendimiento del foco a la implosión. Los ojos
abiertos a la transformación del paisaje hacia el río; y la nube, ya semi-enroscada,
decidida a vivir la constante gula de matar al que bese tus labios, se alejó. En
el esponjoso pensamiento interrogativo y cruel, nubes, mientras duermes
explosiva.
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