miércoles, 19 de mayo de 2010




Ayer hice cosas que nos hago todos los días.
Desde temprano instintivamente me uní con otros hombres, jugué un picadito, y a la tarde protesté contra la violencia burócrata-policial que reside en mi barrio.
Así, transcurrió el día, repentinamente, hasta que hable con vos.
Fue, cuando toditas mis mañas se sintieron a gusto para salir, cuando mi atención se focalizo en tu mirada, en tus manos, y en las cosas que me decías;
Como si estuvieras esperando algo, mis agotadas percepciones crecieron, se llenaron, y volvieron a menguar.
Las ideas me brotaron mezcladas y la hora que compartimos se pasó.
Hoy tengo: unas valiosísimas horas de sueño, tus labios imperativos en mi cabeza y una receta deliciosa esperándote.

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